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Alegrías Verdes

Fotos: César Pincheira y Jorge Severino / Texto: Pablo Gaete

No fue sido un año fácil para Valparaíso. El 2019 trajo consigo un manojo de sensaciones agridulces que se dejaron sentir entre los porteños. Las injusticias se hicieron más crudas que nunca, las paredes hablan y son parte del descontento. El llanto e impotencia se hizo parte de todos y del cotidiano. Ni el fútbol se salvó de esto. Santiago Wanderers es Valparaíso. Un territorio teñido de verde, marcado por la pasión y aguante que cada domingo sube a Playa Ancha para ver a su equipo mojar la camiseta, tuvo el amargo trago de acallar un festejo. Le arrebataron a toda una ciudad el trabajo de una difícil temporada. El robo de un campeonato firmado en 4 paredes desde una secretaria fue la gota que rebalsó el vaso. Desde el duro descenso en aquel 2017, la gente del puerto principal gritó el doble por ver a su equipo donde corresponde, años de dientes apretados. El final del torneo estaba apretado, a tan solo 3 fechas de saber quién sería campeón de la Primera B, los ánimos se sentían tensos. Dos fechas de local y una de visita quedaba en el tintero para desatar la alegría para una ciudad fuertemente tocada. La historia iba a quedar en pausa, ya que, desde el 18 de octubre, la normalidad sería quebrada por algo más grande que el fútbol. Nadie se esperaba el estallido social. Desde que el fútbol se paralizó, la expectación del desenlace del torneo quedó en segundo plano. La presión por retomar el curso normal del campeonato se vio reflejado en reuniones que intentaban poner todo en marcha. Las Barras Bravas se hicieron presentes para que no se volviera a jugar. Los Panzers no fueron la excepción: “No habría fútbol, no habría normalidad para nadie”. Pero la historia se volvería a poner amarga para Wanderers. La ANFP dictó que los de Valparaíso siguieran otro año más en la B, mientras que en Primera Universidad Católica salía campeón. El enojo fue creciendo. A finales de noviembre, la rabia se apoderó de Valparaíso. Los porteños no tardaron en manifestarse. Aprovechando el impulso de un Chile levantado buscando dignidad por una vida más justa, las calles se tiñeron verde, que, al ritmo de la hinchada y de los jugadores, alzaban la voz pidiendo a Wanderers en Primera y campeón del ascenso. Parque Italia y Plaza Victoria se tornaron el corazón de las marchas, a pasos de la sede del club, repletadas por camisetas verdes y blancas buscaron armar su fiesta. Valparaíso clamaba por su carnaval. Wanderers exigía justicia. La fuerza policial se hizo presente en más de una ocasión, reprimiendo el grito porteño, manchando las jornadas de fiestas pacíficas, por mantener un orden que ya no existe. Los porteños no darían su brazo a torcer, no se dejaron controlar por acuerdos firmados en papel. Mientras un grupo de hinchas se hacía presente en Santiago frente a la sede de la ANFP, Valparaíso se mantenía expectante. La lucha no decantaría hasta obtener lo que cantaba el puerto. “Volveremos, Volveremos”, el mensaje estaba claro. Wanderers debe volver. La espera se hizo sentir por meses. Cuando la polémica se hacía más grande, la presión de la Quinta Región arribó hasta vencer. Diciembre calmaría la sed de justicia. Las manifestaciones se descontrolaban por ver a Wanderers en Primera. Los porteños podrían dormir en calma, ya que la voz de gente se escuchó hasta hacer digno el trabajo de años por volver. Volver a ser grandes, donde los caturros merecen estar. El latido de una ciudad por su equipo, escuchado la unión en una tierra que la adversidad golpea con fuerzas, donde muchas veces no se sabe de justicia, Valparaíso muestra su garra por salir adelante y seguir siendo la joya que mantiene en equilibrio la esperanza de un nuevo atardecer. Para la tranquilidad de todos, la fuerza de sus hinchas por ver a su club triunfar, en conjunto a la lucha social marcada en las calles, generó más alegrías frente a un 2020 que asoma con crudeza. El comienzo de una nueva década trajo nuevos desafíos y buenas noticias. La Sociedad Anónima que controlaba al elenco porteño, anunció su renuncia luego de 12 años. La esperanza vuelve a su gente. Tras años de fracasos, malas gestiones y rabia acumulada, Santiago Wanderers retorna al seno de su hinchada. El club volverá a ser guiado por quienes rompen su voz y sienten la emoción de seguir a Wanderers donde quiera que vaya. La alegría volvió. Cuando todo un pueblo se une buscando la causa común, Valparaíso muestra su rostro. El mismo rostro que sufre cuando la adversidad se hace presente en el puerto, muestra su aliento por levantarse y gritar fuerte por su gente.

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  • # César Pincheira G.
  • # Jorge Severino D.
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