Puerto Alertado

Cuando terminaba un día martes como cualquiera, el mundo se entera de una noticia a esta altura poco novedosa: un terremoto sacudía Chile, ahora en su extremo norte. Más de 8 grados, cinco muertos (hasta la medianoche) y la confirmación de lo que todos comentaban en Iquique y Arica: se venía un sacudón y llegó. Claro, los expertos dicen que no fue el mega terremoto que se espera para esa zona, pero de todas formas el pánico cundió. Las calles se llenaron de vehículos de emergencia con altoparlantes llamando a la gente a evacuar la costa ante la inminencia de un tsunami. Y el llamado se extendió por toda la costa de Chile. Incluido Valparaíso. Claro, al comienzo la gente no lo creía. Después de todo, el terremoto no se sintió en la zona centro del país. Luego los porteños fueron asumiendo la situación y colaboraron con la evacuación subiendo a zonas altas de la ciudad. Las redes sociales trajeron algunas falsas alarmas como un saqueo a un supermercado en Viña y fotos añejas de Antofagasta golpeada por el mar. También trajeron denuncias de conductores inescrupulosos que cobraron cifras siderales para llevar a la gente a sus casas en los cerros de Valparaíso. Como queda en evidencia en esta crónica, la enorme mayoría de los porteños atinó con calma con la evacuación, dando algunas señales para ser optimistas en cuanto a la construcción de la famosa “cultura sísmica” en nuestra población, la que si bien ha experimentado terremotos desde hace milenios, parece sólo reaccionar (bien o mal) cuando alguna emergencia ya está encima. Bien por eso.